Por: Redacción ZP
Cenizas humanas… nunca piensas en ellas sino cuando te enfrentas a la pregunta Qué hacer con las cenizas de un ser querido? Y valla que es una pregunta difícil. No solo por la logística, sino por la carga emocional que implica. Después de la cremación, muchas familias se encuentran con una urna en casa, sin saber qué hacer con ella. Guardarla en un rincón no parece suficiente. Tirarlas al mar o esparcirlas en un campo puede sentirse vacío.
¿Qué hacer con las cenizas humanas?
En Zoèpure, esa inquietud fue nuestro punto de partida. Sabíamos que las familias necesitaban algo más que un recipiente o un lugar. Necesitaban un puente. Un modo de seguir conectados.
Así nació nuestra propuesta: desarrollar una solución que uniera tres valores fundamentales:
- Conexión emocional real con quien ya no está.
- Sostenibilidad, haciendo que esa conexión beneficie al planeta.
- Simplicidad, para que cualquier persona pudiera hacerlo sin complicaciones técnicas ni procesos inalcanzables.

El sector funerario está cambiando y las cenizas humanas hoy son oportunidad.
Cada vez más personas rechazan los cementerios tradicionales para buscar alternativas que celebren la vida. Los llamados «bosques del recuerdo» o «memoriales verdes» son el nuevo lenguaje del adiós consciente. Y Zoèpure es parte de esa transformación.
Diseñamos un compuesto biotecnológico que permite que las cenizas humanas —normalmente no asimilables por la naturaleza— se integren en la tierra, alimenten árboles, renueven el suelo y creen un nuevo ecosistema de memoria viva.

La conexión no se pierde. Se transforma. Las raíces abrazan lo que el corazón aún siente. Ya no se trata de guardar unas cenizas, sino de sembrar amor. De devolver a la tierra lo que una vez fue vida, para que siga siéndolo.
Con Zoèpure, las familias no se despiden del todo. Transforman su duelo en un acto de regeneración. En una historia nueva que sigue creciendo, hoja a hoja, flor a flor.
Y así, quien se fue… florece.
